Bilderberg

Aquella semana la explosión de polen había sido especialmente generosa y el dorado polvo burlado los burletes ya desgastados de las ventanas. La señora se levantó un poco más temprano que lo habitual y se dispuso para una limpieza a fondo de la casa. La ventana de la sala había sufrido en primera línea el embate de los imparables gametofitos, por lo que el primer gesto del ama de casa fue el traslado de la pecera desde la ventana, su lugar habitual, hasta la repisa que cubría el radiador de la sala.

—¡Ostras, tú, qué pronto ha venido el verano este año! exclamó uno de los felices habitantes de la pecera, mientras otro asentía circunspecto. Y cuando al cabo de un rato la señora había dado buena cuenta del polen y devuelto, también con gran esmero, la pecera a su lugar en la ventana, el comentario común entre los habitantes del habitáculo no pudo versar más que sobre cómo estaba cambiando el tiempo últimamente y que algo habría que hacer al respecto.

Recordé esta fabulita nada más comenzar a ojear el libro que Alejandro Luna me regaló hace unos días. Trabajé para Alejandro en Méjico, muy poquito antes de volver a España, y ahora él, ya retirado, suele venir de gira turística por estos sus pagos. Querencia creo que llaman los taurinos a esa inclinación a volver a la puerta de la que uno salió. Alejandro estudió en Lecároz, y de segundo lleva Erreguerena, ¡ahí es nada con la realeza!

El libro de marras lleva por título el de este Apócrifo; o viceversa. Mas dejando aparte su calidad, que no merece la pena que nos detengamos en ella, sí ha tenido la virtud de recordarme que, si no nada, sí somos realmente poquita cosa.

Bilderberg es el nombre de un hotel de los Países Bajos, en el que se celebró la primera conferencia de un grupo privado de peces gordos. Fue en 1954 y desde entonces han llovido 56 conferencias más, de las que no hay actas ni registros oficiales; sólo hay eses: silencio, sigilo, suspicacias y sospechas.

La reunión correspondiente a este año (2010) tuvo lugar el 3 de junio y tocó en el hotel Dolce de Sitges (foto). La Reina Sofía es asidua desde hace muchos años (¡Cielos! ¿qué hace una chica como ella en un lugar como éste?) y Zapaté ha asistido este año pour son première fois. Españoles asiduos, además de la reina: Cebrián (Prisa), Solana, Rato y Rodríguez Inciarte (Grupo Santander).

Pero en éste, como en todo grupo humano, lo importante es su núcleo duro, su hipotálamo (literalmente bajo el lecho nupcial; subrayo lo de nupcial, porque el número de los que creen que el grupo se creó para llevarnos a todos al huerto es cada vez mayor). Si hemos de resumirlo en una definición, podríamos decir que Bilderberg es un meta-grupo con estructura difusa de red, envuelto en el sigilo, basado en el principio aristocrático de gobierno de los mejores, con finalidad totalitaria y  metodología fabiana. Pretenden gobernar el mundo creando opinión y haciéndola efectiva mediante el dominio de la banca, de los medios de comunicación y de instituciones y aparatos clave en los gobiernos de EEUU y Europa. Los hombres fuertes, los del tálamo, son David Rockefeller, Henry Kissinger y pocos más. Las instituciones básicas, la propia Conferencia Bilderberg, el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) y la Trilateral. De este inquietante tridente, el puntal central es el CFR, organismo creado en 1921, de bajo perfil mediático, pero que a fin de cuentas es el que pincha y corta. Desde 1928, todos los presidentes de los EEUU eran miembros del CFR, con las excepciones de Johnson, Reagan y Bush Jr, pero éstos compensaron sobradamente su deficiencia incorporando centenares de miembros del CFR a su aparato de gobierno.

Hoy el Council on Foreing Relations sobrepasa los 4.000 miembros distribuidos por el mundo. Su sede sigue siendo un modesto edificio de cuatro plantas en NY, donado en 1929 por una dama del entorno Rockefeller, que, por lo visto, ochenta años después  les resulta suficiente para manejar un cotarro que se las trae en complejidad y tamaño. El caso es que funciona. Tiene una bonita página web que podéis visitar y una revista bimensual a la que os podéis suscribir. Todo está muy bien, muy pulcro, neutro y positivo, pero desde la óptica de una interpretación conspirativa de la historia, que es desde la que el autor del libro, Daniel Estulin, la mira, el CFR, detrás de su fachada, es una asociación tenebrosa y siniestra de la que nos tenemos que cuidar. El fatídico tridente busca, dice Estulin, gobernar el mundo desde la sombra, eliminar las naciones y el crecimiento económico, manteniendo a las masas en situación permanente de docilidad y manipulación.

El libro incluye una sección con fotografías y fotocopias de documentos más o menos inocuos en los que no merece la pena entrar. Y aunque mucho más reveladores son los que el propio Barón de Münchhausen ha conseguido sobre el tema, no deja de tener cierto interés local el capítulo dedicado a la presencia de españoles en la Conferencia. (Presencia española).

Documentos gráficos del Barón

El Barón ha querido comprobar por sí mismo este vidrioso asunto del CFR y confrontarlo con la primera intuición con la que inició esta exposición. El riesgo no ha sido menor que la sorpresa, pero ha merecido la pena. He aquí una muestra de sus hallazgos, que una vez más vienen a afianzarlo en su sorprendente capacidad intuitiva:

La instantánea tomada por el Barón corresponde a un día de verano en una playa cualquiera del Mediterráneo.

Epílogo o Remate

No se moja, no, el Barón sobre si el Tridente formado por la Conferencia, el CFR y la Trilateral son sólo lo que dicen ser, son más de lo que dicen ser o son lo que dicen no ser. Él se apunta a la Arcadia Feliz, donde cabe todo el ajetreo que mueve la vida, véase si no, y toda la felicidad a la que los peces de colores podemos aspirar; independientemente del ay, ¿quien maneja mi barca, quién?

Pero lo que sí piensa él, es que escribir un mamotreto de 500 páginas para decir algo que puede ser dicho en cuatro viñetas, no es precisamente poner una pica en el Flandes de la comunicación. El insuperable Quino lo hizo hace ya muchos años y aquí tuvimos la clarividencia de conservar su parábola como oro en paño, para disfrute de muchos pececitos de colores.