Lloret de mar - 26 marzo 2014
B —¡Seegis! ¡Segismuundo!
S ——¡Qué paaasa!
B —¡Cómo que qué pasa! ¡Que he vuelto, hermano!
S —¿Hermano? ¿Desde cuándo? ¿Qué te han dado por
ahí?
B —A mí nadie me da por ahí, enano de sótanos y
gigante de tinieblas ¿Qué haces con esa suela de zapatilla en el
plato?
S —Estoy desayunando.
B —¿Una zapatilla de recauchutados?
S —Es lo que queda, las de cuero ya me las he
comido. Dejasteis todo vacío y os fuisteis alegremente con otros
desaprensivos de vuestra especie a tomar fotos de espacios más
fotografiados que el virus del sida.
B —Alto ahí, gusano, que yo fotos no he sacado porque no entiendo de estos artilugios modernos. Mira qué apuros paso cuando lo intento. Y ni calándome los ultravioletas ni camuflado de turista experto soy capaz de sacar una foto decente. para eso ya llevé al tirador de fotos más entusiasta de este lado del Ebro, que me ha mandado 560 millones de bytes y me ha atascado las cañerías de la interné.
S —Bueno, pues me alegro de que
estés de vuelta.
B —¿Que te alegras? ¿Qué está pasando aquí? El ayuno
te ha licuado las meninges. ¿Desde cuándo eres tú sujeto de
alegrías? ¿Desde cuándo eres capaz de albergar en ese abadejo
seco que tienes por cerebro una emoción tan noble y vital como
la alegría, manantial de luz y de vida, disipador de las
telarañas del alma?
S —Efectivamente, no la habría descrito yo mejor. Tu
presencia disipa mis telarañas, eres mi espejo de los estímulos,
mi fuente de serotonina, mi diaria dosis de autoestima.
B —¡Qué me dices! ¡Por fin has visto la luz y vienes a unirte al imparable mundo de mis admiradores!¡Dame un abrazo, pequeño!
S —No se te ocurra tocarme, globo inflado de nada.
Limítate a tu papel, llena de nuevo la vacuidad de tu torre para
que yo pueda seguir viéndote todos los días y bendecir al cielo
por haberme hecho tu antagonista en este tu Retablo de las
maravillas. Ver tu condición de vacuidad, ahora reforzada con tu
adscripción a ese club de jubilados estériles, me levanta la
moral. ¡Un subidón de serotonina! Barón de la Sinsustancia.
S —Pobre sor Angustias, ya empiezas a preocuparme. Que aproveche.