Barón - Segismundo
Felícitas - 6 septiembre 2020

(Segismundo deambula por los sótanos del castillo y recita en voz alta.)

No me aflige morir; no he rehusado
acabar de vivir, ni he pretendido
alargar esta muerte que ha nacido
a un tiempo con la vida y el cuidado


S  —Ríe, ríe. Eres un tambor hueco, no entiendes nada. Es el individuo, el que al vivir su vida crea la metafísica. Por eso medito constantemente sobre la felicidad que yo puedo construir en mi proyecto vital. Palabras del maestro.

B  —Que no, chiquitín, que aunque la felicidad, aunque sea un afán privado, sólo se consigue mancomunadamente. Los padres fundadores de los EEUU lo sabían, lo sabían también los constituyentes franceses, hoy lo saben los niños de teta. Sólo tú andas como un Robinsón voluntario en tu búsqueda individual.

S  —No soy una excepción, sabelotodo. Estos días he leído la vida del malogrado poeta inglés John Keats, un joven que prometía llegar a laureado, tal como su admirado Wordsworth o más tarde Tennyson. Sí, ese, mismo, el de "that which we are, we are". Pues, mira, Keats se distinguió por su búsqueda obstinada de la felicidad. Se lió la manta y se retiró a los 22 años a la isla de Wight, donde creó su Endimión. Ahí es donde le revela a Peona dónde está la felicidad. —¿Dónde está?, le dice; y se responde: —En aquello que invita a nuestras mentes listas a la comunión divina, comunión con la esencia (fellowship with essence, till we shine...) hasta que resplancemos por completo transmutados.

B  —Estás majara, estás enloqueciendo, pobre Segismundo. Te ha afectado la reciente publicación de la correspondencia de Keats, un pobre diablo, que terminó muy pronto, bien transmutado él por la tuberculosis. Buscaba la felicidad en un mundo irreal que él mismo se fabricaba y en el que en última instancia no creía. Eso os pasa a los ilusos, que os hacéis trampa en el solitario.

S  —Hablas, como siempre por boca de ganso, que es lo que eres, Barón de la Sinsustancia. La felicidad es personal y mi persona soy yo (bueno, también dice serlo el Presidente del Gobierno). Así que déjame a mí que busque la mía y lárgate con viento fresco a darle a tu Dom Pérignon.

B  —La soledad te ha ablandado el cerebro, enano. En soledad el cerebro se ablanda, se reduce y se deforma. Su Pigmalión es la sociedad y tú su Galatea. Te crees autónomo, ¡ah tonto!, pero tu autonomía es una ilusión, un fruto refinado de la comunidad; y, te guste o no, eres un híbrido de neurología y sociedad.

S  —¡Híbrido serás tú! Un cruce entre víbora y escorpión.

B  —Amén