Hogar, dulce hogar - 7 enero 2015
B —¡Seegis! ¡Segismuundo, he vuelto!
S —
¡Ay mísero de mí! ¡Ay infelice!
apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así,
¿qué delito cometí
contra vosotros naciendo?
Es algo que nunca entiendo.
¿No me libraré jamás
de esta insoportable plasta
cuya vacuidad me aplasta.
¿Nunca te lo llevarás?
¿No te parece, además,
que la humanidad entera
el gesto te agradeciera
y te tributara culto
si pusieras este bulto
en alguna hiper-esfera?
No hagas inútil mi espera
de semejante milagro.
Llévalo, Señor, al agro,
que Agrícola lo soporte.
¿O le doy yo pasaporte
como a Cagancho en Almagro?
B —Ya me estás tocando el magro,
desdichado Segismundo
¿no ves que aquí todo el mundo
lleva su cruz en el lomo?
pues ¿tú, que eres un palomo,
palomo cogitabundo,
te me pones iracundo
y reniegas de tu cruz?
Yo soy la tuya, pardillo,
una cruz con este brillo
tendrías que venerarla,
darle cariño, mimarla,
porque de hombres bien nacidos
es el ser agradecidos.
S —Dicen de un bobo que un día
tan fatuo e hinchado estaba
que por la calle flotaba
mientras la gente reía.
¿Habrá otro, entre sí, decía
más bello y listo que yo?
y en cuanto se descuidó
un ciudadano, de un salto,
lo puso contra el asfalto
y el globo se reventó.
B —¡Venga ya, Segismundo! No me toques la moral, que vengo en son de paz, que
quiero ser tu amigo.
S —¿Tú mi amigo? La amistad es algo serio fuera de
tu alcance. ¿Por qué ahora, de pronto, quieres ser mi amigo?
¿Qué mosca te ha picado?
B —Pues acabo de leer una frase atribuida a
Don Francis Bacon, que dice: "La amistad duplica las alegrías y
divide por la mitad las angustias". Y a mí, hoy, gusano
insufrible, siniestro murciélago cavernario, me apetece mogollón
partirte en dos, Sor Angustias de la Aflicción.
S —Anda y que te den dos duros.
B —A ti sólo que te den.