Sepultado - 28 octubre 2020
S —...porque después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.
B —Aquí lo tenemos, con sus sepulturas a cuestas; no podía faltar la nota negra en estos días. ¡Despierta, gusano! que aún faltan varios días para conmemorar a todos los santos.
S —No conmemoro nada, sólo degusto. Saboreo el hermoso soneto de Francisco Luis Bernárdez, algo que tú tienes vedado porque ha tiempo que perdiste el paladar. En realidad, nunca lo has tenido: la madre naturaleza, muy sabiamente, te privó de la posibilidad de acceder al mundo superior de la espiritualidad. Se cerró a calicanto, se protegió contra ti, Deo gratias.
B —Ya estás con tus sandeces. ¿Por qué va a protegerse contra mí la madre naturaleza, si yo soy pura vida, yo soy creatividad y por mis venas corre abundante la savia vivificadora?
S —¿De dónde te has sacado eso? ¿Es que no entiendes lo que oyes? ¿No has entendido el segundo terceto del soneto de Bernárdez? ¿No has comprendido —como lo comprendió el poeta— que lo que el árbol tiene de florido vive de lo que tiene sepultado? ¿No ves que tus florituras y ornamentos son fruto de mis raíces, de la materia que yo extraigo con mi laboriosidad? Estás ciego, Barón de Vacuilandia.
S —Aquí el único ciego eres tú, hominicaco cavernario. Ciego como los topos que no se exponen a la luz del sol. Eres el único topo calvo que se conoce, un espécimen único. Déjame que te saque una foto para la revista CCD de mi Club de Científicos Divertidos. Ponte.
S —Déjate de bromas, parásito impenitente: vives de los nutrientes que yo aporto.
S —Pero, bueeno, enano ciego, triste, y ahora resulta que ignorante. ¿A ti no te suena eso de la fotosíntesis? ¿No sabes que tú sin mí no superarías tu pobre condición de tubérculo soterrado? ¿No sabes que soy yo el que se viste de gala a sí mismo tomando la energía del sol? Hijo del Sol es lo que soy y enriquezco al mundo con oxígeno de vida y lo lleno de flores, frutos y semillas?.
S —Eres un globo vacío y un día te voy a reventar. El día que yo te falte ya puedes mirar al sol, ignorante, que no te va a servir de nada tu hojarasca ni tus flores mustias ni tus frutos secos.
B —Pues muy bien, sigue horadando estas cavernas tuyas, topo alopécico.
S —¡Narciso!
B —¡Tubérculo!