Barón - Poesía

A un olmo de Gandía

(En la reaparición de Mari Nieves)

Dice Machado
que a un olmo seco y viejo,
que de lo que había sido
no era ya ni sombra ni reflejo,
“algunas hojas verdes le han salido”.

Ahora, en Gandía,
un olmo remojado
por sus setenta abriles,
al impulso de un libro publicado,
rememora entusiasmos infantiles.

Habla de caballeros y sus damas,
de eternas musas,
de duelos enconados,
de retos, desafíos y proclamas,
de hidalgos en amores abrasados.

El sueño de una noche de verano,
los amores que Shakespeare nos relata,
los cree al alcance de su mano.

Y de aquesta ilusión no se recata,
a pesar de su edad
y de sus ojos,
campos de mies entonces, hoy rastrojos.

Y pide que le busque contrincante,
que le diga a Fernando,
el muy tunante,
que si quiere salir a la palestra
a medirse con él en desafío.

Tan vana pretensión es clara muestra
de que, o se ha hecho con la picha un lío,
o no recuerda el tío
el riesgo de que a edades avanzadas,
las espadas se encuentren oxidadas.

          Cizur Menor, 31 de agosto de 2012