Por la falda del Jaizkibel
Por la falda del Jaizkíbel, mañanita de San Juan, cabalgaba el rey don Sancho, bien oiréis lo que dirá: ¡Esmeralda del Jaizkíbel, niña-giralda del mar, guirnalda de mis deseos, falda de mi pleamar! Va cantando sus pesares que el viento lleva al azar, las aves todas del cielo se paraban a escuchar. ¡Quién le pudiese valer en su tan triste penar! Que en la falda del Jaizkíbel vive una moza sin par, y en la falda de la moza el rey quiere retozar; y en la falda, o en la cumbre, con ella quiere folgar. No quiero holgar con don Sancho, no quiero con él holgar, que falda y corpiño, madre, me los quiere arrebatar. Mañanitas de don Sancho, que el rey os viene a buscar; daos por holgada, niña, que don Sancho os va a encontrar y terminaréis holgando, con la falda arremangá. -ooOoo-
Volvían los pescadores una tarde, de pescar, y vieron al rey don Sancho que salía de un pajar, y de estandarte llevaba... ¡una falda almidoná!