Barón - Epístolas

Pro libertate gentibus


Enero 2014

C orren tiempos difíciles en los que el ciudadano se ve amenazado por  sus congéneres más cercanos.  No se trata de la amenaza que durante siglos ha pendido siempre sobre las gentes indefensas, siempre a merced del criminal, del invasor de turno, de los ejércitos de su mismo Rey o incluso del propio Señor feudal a cuya protección se acogía. Es tal el actual deterioro que está sufriendo el reparto de los escasos recursos, que la seguridad ciudadana está enflaqueciendo urbi et orbi hasta niveles que teníamos olvidados. Nos quedan por ahora remotos, mi dilecto amigo, los lugares en los que están saltando las alarmas: Honduras se lleva la palma, pero Venezuela y Méjico pugnan por superarla. En Méjico está surgiendo con fuerza un movimiento de milicias populares que se conoce como "autodefensas"; no importa tanto si son formaciones espontáneas o teledirigidas, pero sí que están integradas por simples ciudadanos de pueblos del interior en los que impera la ley del narco.

Hoy mismo vemos en la prensa de Pamplona el anuncio del Plan de Comercio Seguro, por el que los comerciantes buscan disminuir los atracos a sus establecimientos. Por ahora, en nuestro entorno, el ciudadano sigue confiando en el Estado, al que todavía cede la exclusiva de los recursos de seguridad; pero cada vez cede menos la iniciativa, algo que no es nuevo en nuestra tierra.
Tiempos de gran zozobra hubieron de ser los siglos XIII y XIV para nuestros antepasados navarros, que los empujaron a organizar su propio movimiento de autodefensa contra "los atropellos de la elite nobiliaria de los ricos-hombres y de los malhechores en general". Está probado por la historia que el aguante de los pueblos tiene límites, y en aquella ocasión, el conjunto de hidalgos, caballeros, clérigos y labradores de Navarra se organizaron contra el poder establecido de los monarcas, obispos, ricoshombres y burguesía, reivindicando los usos y costumbres, el derecho y la justicia. Sus asambleas se conocen como las "Juntas de los infanzones de Obanos", porque en ese centro geográfico de Navarra las celebraban, y su divisa figura en una placa a la entrada del Palacio de Navarra. Yo era niño cuando la colocaron en 1951 y desde entonces, para mí, los Infanzones de Obanos, sin entender bien de qué iba su lema, representaron una especie de gesta de la dignidad.

Por la libertad de la patria, hombres libres, ¡levantaos!

'State' es el imperativo del verbo 'sto', una exhortación, un apremio: ¡en pie!, llamada que hoy en Michoacán, en Guerrero, en Tamaulipas y en otros estados mejicanos se entona con voz propia: ¡Órale, cuates! Párense y agarren los mausers para que no nos hagan chicharrón esos jijos de su pelona.

No está mal que tanto en Michoacán como en Pamplona se inste a la propia defensa contra el delito; pero echo en falta una llamada a liberarnos de los estados modernos que nos ahogan tratando de dirigir nuestras vidas  sin cuidarlas, en lugar de esmerarse en cuidarlas sin dirigirlas. Por eso habremos de grabar nuevas placas para nuestras fachadas,

que nos insten a ponernos en pie por la libertad de los individuos frente al Estado. &nvsp;&nvsp;&nvsp; Vale