Barón - Epístolas

Fondo y forma


Julio 2010

C uando enfrentamos ambos términos, usamos “fondo” en su acepción de verdadero contenido, lo esencial de algo, por contraposición a la forma, que es la envoltura o continente; y, más o menos explícita, siempre nos asalta la cuestión de cuál de las dos efes es más importante.

En este tópico caí en pensar inmediatamente después de ver a Benjamin Zander actuar de conferenciante en una de sus más famosas intervenciones, bajo el título “Con los ojos brillantes”. Este hombre, pensé, es un gran comunicador, algo especial. Además de un extraordinario músico (director de la Orquesta Filarmónica de Boston desde 1979), es un conferenciante especializado en liderazgo y creatividad. Vale la pena verlo en acción, por lo que te pongo este enlace:

 http://www.youtube.com/watch?v=71w-oasL6iQ

A lo largo de 20 minutos que dura la conferencia (en este caso show), uno se encuentra expectante, como acariciando lo que va a llegar, la gran revelación. Nace la expectación desde la primera utilización que el conferenciante hace del piano para decirnos que lo importante en lo que emprendamos es el proyecto final, no sus detalles; vaya, que no hay que perderse en los árboles, sino en el bosque.
Y la expectación va creciendo cuando hace notar al personal (no es público melómano, sino integrantes variopintos de la comunidad TED*) que la misión del DO es la de entristecer el SI debido al medio tono que media entre ambos (esto no lo dice, pero te lo digo yo; y aquélla pasa a mayores cuando nos hace notar que Chopin no quería llegar al MI porque, como a Shakespeare le pasaba con Hamlet, se le habría acabado la obra antes de tiempo. Etcétera, etcétera, etcétera...

Veinte minutos de expectación in crescendo para decirnos que el liderazgo consiste no en hacer, sino en hacer que otros hagan, que para ello has de creer en tu proyecto y que esto se consigue si encuentras la clave por la que los ojos de los que te rodean brillen de entusiasmo. ¡Ah! y llegado el momento, el bueno de Benjamín deja caer por sus experimentadas mejillas un par de lágrimas espontáneas que por lo visto lleva siempre listas.

Este tema de la preeminencia de la forma sobre el fondo ya lo tratamos en la presentación de diapositivas Turandot, donde Puccini tomó el fondo de El enano saltarín y lo envolvió con el papel sublime del "Nessun dorma".

Bien, pues hasta aquí, y un trecho más allá, me ha traído la animada charla de Ben Zander que, repito, merece la pena degustar, sin pararnos a analizar si habremos de cuidar más los contenidos que los continentes. Separar estas entidades es un problema que tenemos los cartesianos, por esa concepción dualista de la realidad (ya sabes, colombroño, res cogitans y res extensa de Descartes), mientras que la balanza en estos últimos años parece inclinarse por una concepción unitaria, tanto de los fenómenos que nos rodean como de los que nosotros mismos nos encargamos de generar.

Ve, si no, esta perla que nos legó el extinto Chumi Chúmez. Se trata de una carta concisa, sí, pero completa, en la que se dan en perfecto acoplamiento ambas sustancias cartesianas, la extensa y la pensante, y en la que tanto el fondo como la forma han sido objeto de un exquisito cuidado. La carta dice así:

Muy señor mío:
Váyase a tomar por el culo.
                  Suyo afectísimo.

Vale